Page 22 - Tendencias 2018

R Incrementar el salario mínimo hasta los 14.000 euros, en línea con las reco-
mendaciones de la Carta Social Europea, o impulsar el crecimiento de los
mismos en el horizonte de entre el 2 y el 3% anual, no sólo implica una simple
mejora en las condiciones retributivas. Es un síntoma de confianza en la soli-
dez del crecimiento económico. Un poderoso mensaje con el que se invertirá
la curva descendente del peso de los salarios en el conjunto del PIB, hoy en
su punto más bajo en tres décadas. Un mensaje que sintetiza, al mismo tiem-
po, la voluntad asumida por los agentes sociales de apostar por una recupe-
ración inclusiva, que llegue de una vez al conjunto de la sociedad.

Este gobierno quiere estimular el diálogo social. Ser un facilitador, un cómpli-
ce activo en la búsqueda de acuerdos para afrontar grandes tareas por hacer.

Tareas como la excesiva temporalidad en el mercado de trabajo, la explotación
laboral o el todavía elevado nivel de desempleo que soporta una economía
como la española. Son cuestiones pendientes que lastran las enormes poten-
cialidades de una economía dinámica, capaz de crear empleo y oportunidades
–no sólo en cantidad sino en calidad– si somos capaces de recuperar el
tiempo y el terreno perdido en ámbitos como la I+D. O de sentar las bases de
Pág. 20 una auténtica política industrial de futuro capaz de aprovechar el talento que
nunca ha dejado de estar presente en nuestro país y que debemos estimular
desde un sistema educativo bien estructurado.

Cohesión social y pacto intergeneracional representan dos objetivos que este
gobierno tendrá muy presente en su acción. Porque en último término, son los
cimientos que sustentan nuestro Estado del Bienestar, una conquista de toda
la sociedad española, que emana de la propia Constitución de 1978 y la con-
figuración del nuestro como un Estado Social y Democrático de Derecho.

Tales objetivos son complementarios en la medida en que nos obligan a pen-
sar no sólo en los españoles del presente sino en los que han de venir. Asu-
miendo que la inversión en educación, sanidad o el combate contra la pobre-
za infantil representan la mejor garantía de futuro de nuestro sistema de
pensiones.

Como sociedad, tenemos que luchar contra dogmas y vaticinios capaces de
erosionar el acuerdo entre generaciones que da sentido al Estado del Bienestar.

No está escrito que esta generación, nacida en mitad de una crisis económi-
ca, tenga que vivir peor que la anterior.

No está escrito que el único camino posible sea el del ajuste en las condicio-
nes de vida, el de la devaluación salarial y la sobre cualificación académica.