Page 13 - Tendencias 2022
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P R E S E N T A C I Ó N
En la Unión Europea se ha actuado con rapidez para poner corta-
fuegos y evitar que la recesión se cuele en la economía, adoptando
toda una serie de baterías de medidas de toda índole.
Pero el cúmulo de circunstancias se ha cebado en el mercado mun-
dial de cereales y sus repercusiones en la seguridad alimentaria
mundial, favoreciendo la aparición del fantasma de la hambruna en
los países más pobres.
En 2021, el 30 % del trigo y el 63 % del maíz del mercado global
procedían de Ucrania y Rusia. Ese mismo año, según la ONU, el
número de personas que pasaban hambre en el mundo había au-
mentado hasta 193 millones, 40 millones más que el año anterior,
debido a los conflictos, las condiciones climáticas extremas y a las
consecuencias derivadas de la pandemia de Covid-19.
La guerra en Ucrania ha evidenciado la fragilidad de los sistemas
alimentarios globales por su alto grado de interconexión, con graves
consecuencias para la seguridad alimentaria. El hambre crece des-
bocado, agudizado por el bloqueo de Rusia en el suministro de ce-
reales y el efecto especulativo y de acaparamiento que la guerra
ha desencadenado.
Cuando Occidente se resfría, los países más pobres enferman de
neumonía, pues son los que están más expuestos a los riesgos por
su alta dependencia de las importaciones, el rápido encarecimien-
to de los alimentos básicos, los fertilizantes y la energía.
La crisis alimentaria está servida. Según la FAO (agencia de la ONU
para la alimentación), el índice de precios de alimentos básicos
aumentó en abril 20 puntos respecto a antes de la guerra y 30
respecto al mismo mes del año anterior, propiciado además por el
precio de la energía y de los fertilizantes. Según el Banco Mundial,
cada punto de aumento en los precios equivale a 10 millones más
de personas en situación de extrema pobreza.
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